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Los fondos de inversión garantizados son un tipo especial de fondo que asegura al menos la devolución de todo o parte del capital invertido en una fecha determinada (llamada fecha de vencimiento de la garantía). En la práctica, al contratar uno de estos fondos el promotor te promete que, siempre que mantengas la inversión hasta el final del periodo pactado, recuperarás el dinero aportado (y en algunos casos un interés fijo adicional). Hay dos categorías principales:

  • De rendimiento fijo: garantizan el capital inicial más una rentabilidad fija predeterminada al vencimiento (p.ej. +2% anual). Es lo más parecido a un depósito a plazo, pero sin acceso libre hasta que termine el plazo.
  • De rendimiento variable: garantizan solo el capital inicial, pero el rendimiento final depende de la evolución de unos activos subyacentes (índices, acciones, divisas…). Si los activos suben mucho, obtienes más; si no, sólo recuperas el capital. Esto puede dar ganancias superiores al fijo, pero no hay certeza de plusvalía.

Características clave de estos fondos: la garantía sólo aplica al vencimiento. Si retiras antes, podrías sufrir pérdidas (además de penalizaciones) porque los activos del fondo pueden valer menos en ese momento. Además, durante el periodo de garantía suelen aplicarse comisiones elevadas en suscripciones y reembolsos para desincentivar entradas y salidas tempranas.

Ventajas

  • Seguridad del capital. Al vencimiento, como mínimo recuperas la inversión inicial. Para inversores muy conservadores esto ofrece tranquilidad: saben que «no perderán dinero» (al menos nominalmente) si mantienen el fondo hasta la fecha de garantía.
  • Rentabilidad conocida (en el fijo). En los fondos de rendimiento fijo, además del capital se asegura un interés adicional. Aunque modesto, es una rentabilidad garantizada (por ejemplo, +1-3% anual fijo). Esto puede estar por encima de lo que un depósito bancario ofrece, y sin riesgo alguno en sí mismo. Para cierto perfil es atractivo: seguridad más un pequeño extra.
  • Mecanismos de liquidez limitada. Algunos fondos garantizados ofrecen “ventanas de liquidez” predeterminadas, en las que se pueden reembolsar sin penalización (aunque, al reembolsar anticipadamente, la garantía no se aplica. Esto da algo de flexibilidad si surge una necesidad puntual, pero conviene respetar los plazos para no perder la protección.

Desventajas

  • Costes y requisitos de permanencia. Los fondos garantizados son caros: las comisiones de gestión suelen ser superiores a las de fondos normales porque financian la garantía. Además, cobran fuertes comisiones si te retiras fuera de las ventanas de liquidez. Esto significa que tu dinero queda «atado»: si lo necesitas antes, pierdes parte del beneficio o incluso la garantía.
  • Rentabilidad final baja. En un entorno de tipos de interés crecientes (como el actual), puede no compensar invertir en fondos garantizados. Por ejemplo, si un fondo sólo garantiza el 100% del capital y ofrece un 1% fijo, frente a un depósito que ya da un 3%, el inversor en un fondo garantizado sale perdiendo. Sólo los fondos de tipo variable podrían superar depósitos, pero con el riesgo de no dar nada si los mercados flojean. Para perfiles agresivos, como advierte InbestMe, “la mínima rentabilidad (si llega) puede no compensar” y conviene mirar alternativas de mayor potencial (indexados, ETF).
  • Inflación. Garantizar sólo el capital nominal no protege ante la inflación: recuperarás los euros invertidos, pero posiblemente con menor poder adquisitivo. En épocas inflacionistas, ganar 0–2% en la bolsa podría dar rentabilidad real negativa. Algunos fondos garantizados de tipo fijo tratan de contrarrestar esto con su pequeña tasa, pero no necesariamente lo superan.
  • Complejidad y falta de flexibilidad. Como subraya BBVA, estos fondos no garantizan nada hasta la fecha final. Además, en cuanto vence la garantía el fondo puede cambiar a otro con condiciones distintas, o fusionarse con otro. Habrá que elegir si seguir (asumiendo nuevas reglas) o recuperarlo todo. Muchos inversores novatos se confunden pensando que podrán salir en cualquier momento con la garantía completa, lo que no es así.

¿Convienen en 2025?

El interés por los fondos garantizados ha repuntado en 2025 tras años de tipos muy bajos. En un contexto de alta volatilidad y subidas de tipos, resultan atractivos para quien prioriza la seguridad por encima de todo. Según un análisis de Rankia, “vuelven a cobrar protagonismo en un contexto de subida de tipos”, pues ofrecen a inversores cautelosos “seguridad y estabilidad… sin renunciar a ciertas oportunidades de rentabilidad”. Dicho de otro modo, si tu perfil es muy conservador (ciertas personas cercanas a la jubilación o con aversión al riesgo), puede valer la pena considerarlos.

Sin embargo, si tienes horizonte de inversión medio o alto y tolerancia a la volatilidad, probablemente haya mejores alternativas. Con tipos de interés bancarios al alza, depósitos y cuentas de ahorro cada vez ofrecen más, y los fondos de renta fija o indexados diversificados pueden superar modestamente la inflación con comisiones muy bajas. En consecuencia, los fondos garantizados siguen siendo un vehículo útil solo para muy pocos casos: ahorradores que buscan impedir pérdida nominal de capital y que planean mantener la inversión hasta el vencimiento de la garantía. Para la mayoría, convendrá diversificar en productos menos rígidos. En definitiva, los fondos garantizados no “matan” el riesgo, pues garantizan solo un estado de la inversión, y suelen hacerlo a un coste elevado. Antes de invertir en uno, analiza bien su folleto, compara la rentabilidad garantizada con lo que podrías obtener en mercados de riesgo moderado, y ten claro que solo te protege si respetas los plazos establecidos.

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